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Bienvenidos a un recorrido sin igual de la historia de la colonización de Sudamérica. Sucre y Potosí son dos ciudades en las que abunda una historia muy particular, culturas originales que han prevalecido a través los siglos y paisajes únicos, que transforman los ojos del espectador.

Sucre

Sucre, capital constitucional, es también conocida como “La Ciudad Blanca” por ser la ciudad que más ha mantenido una forma uniforme de arquitectura colonial en Bolivia. Esta ciudad, antes llamada Choquechaca, mantuvo su independencia del imperio incaico, por lo cual fue la única que no pagó el rescate al cautivo Inca.

Sucre fue la primera ciudad fundada en Bolivia. Su clima, el establecimiento de la Iglesia y la Universidad y su proximidad a las minas de Potosí, jugaron un rol determinante para establecer la primera capital de Bolivia.

Sucre cuenta con museos, edificios y huellas de acontecimientos históricos como la Glorieta, la Basílica de San Francisco, La Casa de la Libertad –donde se firmó la independencia de Bolivia- , el primer Palacio de Gobierno e inclusive huellas de dinosaurios a pocos kilómetros de la ciudad.

En nuestro tour también tendrá la oportunidad de conocer Tarabuco, comunidad próxima a Sucre que mantiene una identidad auténtica que prevalece a través del tiempo.

Potosí

Potosí es una ciudad que empezó con la explotación minera de la colonización española, fue una de las ciudades más grandes y ricas del mundo a mediados del siglo XVII, contando con 160 mil habitantes (más grande que París y Nueva York en ése momento) y siendo la mina de plata más grande del mundo.

Su historia y su nombre empiezan cuando un trueno previno al pueblo inca que la riqueza de éste cerro no era para ser explotada por ellos, sino que tenía otro dueño. Su cerro, llamado “Cerro Rico”, se convirtió en su cuna y en su maldición. Durante la explotación de sus minas se estima que murieron alrededor de 8 millones de indígenas y esclavos traídos de África. Esta explotación alimentó substancialmente el desarrollo de Europa.

Uno de los monumentos coloniales de Sudamérica más célebres es la Casa Nacional de Moneda de Potosí, este soberbio monumento, testigo mudo de una estupenda grandeza pasada, y que ha dado lugar a tantas consejas y versiones más o menos fantásticas, relacionadas directamente con las tradicionales crónicas de Potosí.

Hoy en día el Cerro Rico sigue siendo explotado pero a una escala mucho más modesta que en su época de auge. Una experiencia vivencial imperdible e impresionante es la de visitar las minas, que siguen siendo trabajadas. Nada como la conciencia de sentir la realidad de la mina: estremecerse por el detonar de los explosivos, la oscuridad de los socavones, sentir la temperatura subir en el descenso de los niveles, la dureza del trabajo del minero, prestar respeto y honrar al “Tío” o diablo, dueño del mundo subterráneo, figura que representa el precio de la codicia del hombre.

Desde Potosí tiene la opción de continuar hacia el imperdible e inigualable Salar de Uyuni.